Hay juegos que, por los motivos que sean, provocan amor a primera vista, y como el amor suele ser irracional, es algo que tiene difícil explicación. Me enamoré al ver Constance por primera vez; quizás fue algo superficial, ya que lo que me llamó más la atención fue su estética, su apartado artístico dibujado a mano y su fluidez de movimientos. Pero claro, como suele decirse en estos casos, lo importante está en el interior, y de nada serviría una apariencia bonita si lo demás está vacío. Afortunadamente, no es el caso: tratar durante unas horas con el juego ha hecho que el sentimiento sea todavía más profundo gracias a todo lo que ofrece. Puede que no sea perfecto, pero todo lo que hace lo hace bien. O, al menos, tiene todo lo que busco. Quizás lo veo así por el brillo de mis ojos, porque no es el mejor metroidvania que he jugado, pero estoy seguro de que voy a recordar por mucho tiempo los momentos que he pasado a su lado. Leer más Eurogamer.es Latest Articles Feed




